Actualmente estamos atravesando una de las peores crisis, la pandemia del COVID-19 conocida como Coronavirus originada en la ciudad de Wuhan en China, se ha propagado con mucha rapidez por todos los continentes de nuestro planeta; este virus mortal ha paralizado la economía de todos los países, ya que los gobiernos han tomado como medida de emergencia el aislamiento social e inmovilización obligatoria en algunos territorios, esto con la intención de descender la curva de contagios que de ser masivos acabaran con los sistemas de salud como está ocurriendo con los estados más desarrollados.
Pero ¿Cuál es la otra cara de la moneda?, de este momento tan negativo, hay alguien que se está llevando la mejor parte y es la Tierra, el confinamiento mundial está dejando consecuencias que benefician el cambio climático.
Sin embargo, a pesar de significar la crisis del coronavirus un respiro para nuestro planeta, las autoridades de algunos países ya quieren que los trabajadores regresen a sus labores pronto, en su imprudente deseo de querer que la economía no siga afectándose tomarán medidas que pueden hacer que el consumo de combustible rebote y como consecuencia se disparan las emisiones, como está evidenciado al terminar las crisis mundiales en la historia; el cambio en estas emisiones no es permanente y se considera que rebota ya que se aprueban estímulos económicos para hacer que la producción y demanda aumente y vuelva su curso normal.
La clave de aún conseguir un posible cambio luego de la crisis, está en modificar el comportamiento por parte de la población, ya sea como consecuencia de la crisis económica o como una mayor toma de conciencia, por ejemplo que el consumo disminuya por falta de recursos monetarios para poder acceder a los productos generaría una reducción de producción industrial.
La pandemia del Coronavirus tiene el potencial de dejar una huella en la gente, que a largo plazo cambien su comportamiento y hábitos de consumo, ya no querrán hacer uso de lugares muy concurridos, de hacer viajes largos reduciendo el turismo, entre otras actividades; igual existe el riesgo de que la crisis se prolongue más tiempo y realmente marque un decrecimiento de la contaminación que ya no podría volver a recuperarse, lo cual lamentablemente no nos conviene en el ámbito social y económico.
Estamos en un momento difícil que nos ayudará a tomar conciencia para cuando volvamos a la normalidad y hayamos superado está situación, seguir cuidando a la Tierra y no permitir que regrese el alto grado de contaminación.