20 Lunes
Por malcolm
Las nuevas generaciones se enfrentan a un mundo en medio de una crisis. ¿Esta situación implica participar en una sociedad estable?, insertarse en un mercado laboral en proceso de cambio y además enfrentarse a emergencias sociales, políticas y ambientales, que perjudican la vida cotidiana y modifican el sentido del futuro. Como consecuencia los padres y educadores tienen un gran desafío que requiere de fortaleza, paciencia e ingenio para convertir la enseñanza con la mezcla adecuada de conocimiento y enfoque de manejo de emociones para enfrentar las diferentes problemáticas que causan normalmente desesperación, agresividad, inestabilidad emocional, egoísmo, entre otros.
Los niños que nacen en estos tiempos deben convivir con eventos climáticos agresivos causados por el calentamiento global. Uno de los efectos son migraciones masivas no planificadas originando vulnerabilidad en los niños que crecen en un contexto de conflicto como hambre, inestabilidad política, racismo e incluso falta de educación. El crecimiento en este entorno lleno de amenazas físicas y psicológicas incrementa la angustia y el pesimismo, esto se ve reflejado en muchos jóvenes que no desean tener hijos por “no traer al mundo a un ser para sufrir las consecuencias negativas de la contaminación, en un planeta que se derrumba”.
Sin confianza en un futuro que podría ser mejor gracias a nuestras acciones, el presente pierde sentido, es por ello que debemos brindar todo el apoyo a aquellos que con ideas innovadoras tanto niños como jóvenes proponen creativas formas de ayudar al planeta. Esto es porque la resiliencia no se activa de pronto y se instala en la mente de las personas, es algo que se debe enseñar con el ejemplo, dar el valor que corresponde al cuidado de la naturaleza y crecer con ello como estilo de vida, aplicando todas las recomendaciones para contribuir con nuestra Tierra.
Lo principal es crear consciencia, se debe hablar con los niños y jóvenes de todos los problemas a los cuales nos enfrentamos con palabras adaptadas a su edad además de adoptar acciones responsables para mejorar al mundo, las familias y los colegios pueden ser los pilares de una generación comprometida a cuidar al planeta y proponer medidas innovadoras. Los niños deben crecer convencidos de que sí pueden crear un cambio a partir de sus pequeños actos, dejar de creer que tenemos que adaptarnos al mundo como está y modificarlo tal y como deseamos que sea.
Genera mucha angustia criar niños en un planeta tan complejo, en medio de una crisis ambiental de la cual hemos sido responsables nosotros mismos, pero desentendernos de ella es el peor ejemplo, no podemos ser tan irresponsables buscando un camino sencillo; por otro lado, nuestra misión es crear una cadena responsable que involucre la casa, el colegio, la universidad y posteriormente las empresas y el gobierno, exigiéndoles que se unan a esta causa socio-ambiental tan importante.
Existen muchas prácticas simples que podemos intentar para combatir el cambio climático, pero consideramos dos las más importantes para compartir y enseñar a los niños y jóvenes, además de asegurarles que ese pequeño granito de arena puede ser muy significativo.
Recordemos que lo más importante es enseñar con el ejemplo, no hay mejor manera que esa, ya que los niños escuchan, pero es más fácil que repitan lo que los demás hacen; así no desperdicies los recursos naturales, ni el agua y la luz, evita usar bolsas y otros plásticos, con esto estarán aprendiendo más que si le cuentas una historia sobre los océanos; entonces querrán ser parte de la solución.
